Recuperar la movilidad tras un ictus, la importancia de la estimulación cerebral
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De ahí la importancia de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.), en el que se muestra que la estimulación eléctrica para potenciar las ondas cerebrales de baja frecuencia mejora las funciones motoras tras un ictus. O así sucede, cuando menos, en modelos animales.
"Nuestro principal objetivo era averiguar cómo desarrollar una neurotecnología implantable para ayudar a los pacientes que han sufrido un ictus. Y para ello, teníamos que conocer las propiedades de los circuitos de un cerebro dañado –en comparación con los de un cerebro sano– y utilizar esta información para diseñar implantes neurales que mejoren la función motora tras el accidente cerebrovascular", indicó Karunesh Ganguly, director de esta investigación.
Las ondas cerebrales, esto es, los patrones coordinados de actividad neural, tienen una importancia capital para un funcionamiento eficiente del cerebro. Es el caso de las ondas de baja frecuencia, responsables de organizar la activación de las neuronas de la corteza motora primaria del cerebro.
En el estudio, los autores analizaron la actividad neural de un modelo animal mientras realizaba un movimiento voluntario y dirigido (o lo que es lo mismo, mientras cogía su comida) con el objetivo de identificar las ondas cerebrales de baja frecuencia que recorrían el cerebro en el momento inmediatamente anterior a la acción y durante la misma.
Causado el ictus, y de manera similar a como ocurrió con la capacidad de movimiento, la actividad de las ondas cerebrales de baja frecuencia del animal se vio notablemente disminuida. Sin embargo, en aquellos animales que lograron una ‘buena’ rehabilitación y que, por tanto, realizaban movimientos dirigidos cada vez más rápidos y precisos, se observó una recuperación de la actividad de estas ondas cerebrales.
Gracias a esta estimulación, la actividad de las ondas cerebrales de baja frecuencia se vio notablemente potenciada en el área dañada. Y lo que es más importante, los animales mejoraron, y mucho, su función motora. De hecho, la administración de una corriente leve justo antes de que el animal cogiera su comida aumentó en más de un 60% la probabilidad de que la captura resultara exitosa.
"Lo que es interesante es que este aumento de las ondas cerebrales de baja frecuencia solo se observó en los casos en los que se llevó a cabo la estimulación. Así, y mediante la amplificación de estas ondas cerebrales hemos sido capaces de ayudar a organizar la actividad neural asociada a una acción específica. O dicho de otro modo, cuando administramos la corriente en sincronía con una acción voluntaria, el control motor mejoró ostensiblemente", indicó Tanuj Gulati, co-autor de la investigación.
"Estos hallazgos sugieren que, tal y como ocurre en las ratas, el ictus ha causado una pérdida de actividad de baja frecuencia que ha dañado la capacidad de movimiento de los pacientes", señalaron los autores.
"Esperamos que la estimulación eléctrica cerebral pueda ofrecer una alternativa más eficiente, y mucho más necesaria, para estos pacientes, ayudando a que sus circuitos cerebrales tengan un mejor control de las neuronas motoras que permanecen funcionales. La estimulación eléctrica cerebral ya se utiliza en el tratamiento de personas con epilepsia y enfermedad de Parkinson, y creo que los próximos en beneficiarse serán los pacientes que han padecido un ictus", concluyeron.
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