Cómo acabar con los atracones de comida que no se pueden controlar

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Aunque en la actualidad se suelen relacionar los trastornos de la conducta alimentaria con una búsqueda de la delgadez, lo cierto es que muchos trastornos alimentarios no se limitan a la evitación patológica de la comida. De hecho hay algunos trastornos que dan como resultado el efecto totalmente contrario.

Es el caso, muy especialmente, del denominado  trastorno por atracones, el tercero en gravedad tras la anorexia y la bulimia y caracterizado por un deseo transitorio de ingerir alimentos de forma descontrolada y excesiva, en ocasiones, hasta más de 6.000 calorías diarias. 

Como consecuencia, los afectados corren un riesgo muy elevado de convertirse en obesos mórbidos, lo que resulta muy peligroso para su salud. Y ahora, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale en New Haven (Estados Unidos) podrían haber encontrado el interruptor para  apagar estos episodios de ingesta descontrolada de alimentos.

El estudio en cuestión muestra que los episodios del trastorno por atracones se producen por la estimulación de neuronas GABAérgicas (o neuronas que emplean para comunicarse el ácido γ-aminobutírico (GABA)) en un área del cerebro conocida como zona incierta. Y lo que es más importante, describe cómo la estimulación de las neuronas glutamatérgicas (esto es, que emplean el glutamato como neurotransmisor) en el tálamo cerebral es capaz de frenar estos episodios compulsivos.

Según han concluido distintos estudios, el trastorno por atracones afecta a un 3,5% de las mujeres y el 2% de los varones en Estados Unidos, convirtiéndose así en el desorden de la conducta alimentaria más común en ese país.

Y asimismo, que se trata de un trastorno presente en hasta un 30% de los estadounidenses que buscan ayuda profesional para bajar de peso. Sin embargo, y a pesar de su gran prevalencia, poco se conoce sobre el mismo. De hecho, solo se sabe que la zona incierta, un área cerebral poco estudiada y localizada en el subtálamo, parece tomar parte en la aparición de estos episodios.

Partiendo de esta premisa, los autores tuvieron por objetivo identificar el papel de la zona incierta en el trastorno. Y para ello, utilizaron un modelo animal al que modificaron genéticamente para que las neuronas GABAérgicas de su zona incierta se activaran cuando se exponían a la luz.

La estimulación lumínica de las neuronas GABAérgicas que, localizadas en la zona incierta, extendían sus axones dentro de otra región del tálamo conocida como núcleo paraventricular (PVT), indujo a los ratones a comer de forma totalmente descontrolada. Un efecto que se lograba transcurridos solo dos o tres segundos desde la estimulación neuronal. 

Pasados 10 minutos de la estimulación lumínica, los animales se zampaban rápidamente hasta el 35% de los alimentos ricos en grasas de su despensa. Un consumo que, en condiciones normales, les llevaría hasta 24 horas.

"En nuestro trabajo hemos encontrado que la estimulación de los axones excitatorios desde el núcleo subtalámico al PVT o la estimulación directa de las neuronas glutamatérgicas en el PVT reduce la ingesta de alimentos", explicaron Xiaobing Zhang y Anthony N. van den Pol.

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